José Lamarque de Novoa nació en Sevilla el 10 de agosto de 1828 y ha pasado a la historia principalmente por su ejercicio como poeta, publicando ya en su madurez una serie de obras entre las que destacan: «Poesías» (1867), «Leyendas históricas y tradiciones» (1867), «España por D. Alfonso: poesías» (1875), «Desde la montaña: cartas de impresiones de viaje dirigidas al director de El Eco de Andalucía» (1883), «En la Catedral de Santiago: (fantasía)» (1887), «Poesías líricas» (1895) y «Desde mi retiro. Poesías» (1900).
Esta afición artística se incrementó tras contraer matrimonio en 1864 con la poetisa Antonia Díaz, pasando a residir a la Alquería el Pilar que adquirieron en Dos Hermanas. También es resaltable de su biografía que ejerció como diplomático pues fue cónsul del imperio austrohúngaro y vicecónsul de El Salvador, además de ser diputado por Sevilla, banquero, propietario del periódico El Eco de Andalucia, caballero de la Orden de Malta y de la del Santo Sepulcro, y de poseer las condecoraciones de la Gran Cruz de Isabel la Católica y de la de San Gregorio Magno de la Santa Sede. Tras el fallecimiento de su esposa sucedida en 1892 fijó su residencia de nuevo en Sevilla, donde tenía domicilio en la calle Fabiola 12, aunque su muerte le sobrevino en Dos Hermanas el 7 de julio de 1904. Precisamente, relacionado con esta localidad, encontremos quizás su logro más sonado, pues José Lamarque fue quien dio a la Romería de la Virgen de Valme su configuración actual.
Su relación con la Cofradía de la Soledad se inició al ingresar como hermano el 25 de mayo de 1874, cuando la Corporación se encontraba sumida en un estado de gran postración económica, por lo que su llegada representó la posibilidad de un nuevo impulso. De hecho tras ser elegido hermano mayor el 10 de octubre de 1874 presentó un ambicioso proyecto para la ejecución del nuevo paso que se estrenó el año siguiente. Aunque no tenemos datos fidedignos, todo apunta que fue sufragado en parte por él, pues tras este notable estreno los soleanos lo reeligieron como hermano mayor con el carácter de perpetuo por «los buenos servicios que viene prestando». En este cargo permaneció más de una década, con la salvedad del bienio de 1880 a 1882 en que se nombró al arzobispo Lluch para la presidencia de la Corporación. Esta época siguió siendo de apreturas económicas, en la cual se debieron hacer grandes esfuerzos para pagar las andas y se dependía completamente de las subvenciones del Ayuntamiento para efectuar la salida procesional.
También es atribuible a Lamarque la incorporación a la nómina de hermanos de una serie de intelectuales de la época como Manuel Cano y Cueto (consiliario 1881-1884 y censor 1884-1886), Carlos Jiménez Placer (consiliario 1881-1884 y fiscal 1886), el pintor Manuel Cabral Bejarano (censor 1881-1884 y diputado 1884-1887) o el escritor y erudito José Gestoso Pérez.
Sin conocer el motivo, José Lamarque de Novoa dimitió del máximo cargo soleano el 15 de marzo de 1885. No obstante siguió ligado a la Cofradía pues escribió la letra de las coplas dedicadas a N.ª S.ª de la Soledad que compuso Buenaventura Iñiguez y que fueron estrenadas en la Función matutina del Quinario, el 25 de marzo de 1887. Posteriormente, Jerónimo Oliveras compuso sobre este mismo texto otras nuevas coplas en 1925.