Hermandad de la Soledad
La Hermandad de la Soledad de Sevilla se originó a mediados del siglo XVI, en el contexto del apogeo económico y cultural de la ciudad, favorecido por el monopolio del comercio con América. La primera mención documental de la Cofradía data de 1549, estableciéndose inicialmente en el monasterio de Santo Domingo de Silos y luego oficializándose con la aprobación de sus primeras reglas en 1557. Esas ordenanzas originales fueron modelo para la fundación de otras cofradías de igual advocación en Andalucía y en América, que además de emular esa normativa en lo referente al culto y organización interna, también adoptaron el aspecto externo de la Soledad sevillana, que con la ceremonia previa del Descendimiento, incluía luego en la procesión a los hermanos vistiendo túnica blanca con escapulario y antifaz negros, tal como sigue ocurriendo ahora, los pasos de la Cruz y del Cristo Yacente con una escolta de armaos, y por último la Imagen de N.ª S.ª de la Soledad que cerraba la tarde del Viernes Santo. Posteriormente, el Domingo de Pascua, celebraba la Cofradía sevillana la ceremonia del encuentro entre el Resucitado y la Virgen de la Alegría en el claustro del convento agustino del Dulce Nombre de Jesús. Estas formas de culto externo se conservan hoy, de una u otra manera, por muchas cofradías soleanas, pero sin embargo desaparecieron en esta Hermandad primitiva a principios del siglo XVII, debido entre otras causas a la aparición de la hermandad del Santo Entierro con la que sostuvo un largo pleito (1577-1599) y las disposiciones promulgadas por el Cardenal Niño de Guevara en 1604. En ese momento quedó la Imagen de N.ª S.ª de la Soledad como única titular.
La Hermandad experimentó varios traslados, pasando por los templos de Santiago de la Espada (1561-1568) y el Hospital del Amor de Dios (1569), asentándose finalmente en la Casa del Carmen Calzado de Sevilla en 1575, donde construyó una capilla de gran tamaño y riqueza artística, que fue su sede hasta 1810.

Durante el siglo XVII, la Hermandad renovó sus reglas y cambió aspectos de su organización interna, destacando la aparición del hermano mayor como figura representativa. En el aspecto material, la Cofradía enriqueció su patrimonio con la construcción de un paso de palio y otros elementos suntuarios. Destacar que en 1606 la Virgen de la Soledad estrenó un paso de palio de terciopelo negro bordado en oro, plata y sedas de colores, que constituye la primera obra de este tipo documentada completamente entre las cofradías sevillanas. En lo que respecta a la capilla propia en la Casa del Carmen Calzado, esta experimentó un notable enriquecimiento tanto en lo arquitectónico, con las diferentes reformas acometidas, como en lo artístico, completando la decoración de la iglesia de la Soledad cuadros y pinturas murales de artistas como Jerónimo Ramírez (1633) y Manuel Díaz (1639) junto con el encargo de un retablo barroco a Bernardo Simón de Pineda (1682).

El siglo XVIII marcó la integración de la nobleza sevillana en la Hermandad, destacando su relación con la Real Maestranza de Caballería de Sevilla desde el mismo momento de su creación en 1670, siendo once de sus veintisiete fundadores miembros de la Mesa de Gobierno de la Hermandad de la Soledad. A lo largo de este siglo, la Capilla y los objetos de culto continuaron enriqueciéndose gracias al apoyo de sus influyentes miembros, algunos de los cuales ocuparon cargos destacados en la administración colonial española. También se ejecutó completamente en el mismo noble metal un nuevo paso de palio que sustituyó en 1692 al antiguo, lo que hizo magnificar a la Cofradía en la calle que cerraba como siempre lo ha hecho la Semana Santa sevillana.

La invasión francesa en 1810 trajo la destrucción de la capilla de la Hermandad, tras 235 años siendo su sede, pudiéndose salvar únicamente algunos enseres de plata y alhajas. La imagen de la Virgen de la Soledad fue salvada, gracias a la soleana familia Bucarelli que cedió el oratorio de la casa de los marqueses de Vallermoso en la calle Santa Clara para cobijar a la Señora. Posteriormente, la Virgen fue trasladada a un oratorio privado al final de la calle Armas, donde solo estuvo un mes para en septiembre de 1811 situarse en un altar en la parroquia de San Miguel, sita en la plaza del Duque.

Tras la salida de los franceses de la ciudad, los soleanos volvieron a reunirse con la intención de reconstruir el templo en la Casa Grande del Carmen, no pudiéndose llevar a cabo por, entre otros motivos, el capítulo protagonizado por el cura Vega, párroco de San Miguel, que había usado el patrimonio de plata y alhajas que la Hermandad había logrado salvar del saqueo para ejecutar obras en la parroquia sin conocimiento de los cofrades de la Soledad. Fue desde entonces, 1815, cuando la corporación cayó en la mayor crisis de su historia, no siendo posible en ocasiones efectuar salidas procesionales ni cabildos -no contados actas-, si bien la Virgen de la Soledad recibió culto constante, tal y como demuestran las convocatorias existentes en las décadas siguientes.

En 1860, la Hermandad fue revitalizada gracias a la intervención de los soleanos Rafael Manso Domonte, IV marqués de Rivas del Jarama, y José Bermejo Carballo, pieza fundamental en las cofradías sevillanas por aquel entonces, los cuales lograron reorganizarla con nuevos miembros del pueblo llano, después de que la nobleza en su mayoría declinara participar en esta rehabilitación de la Cofradía. Ese mismo Viernes Santo, María Santísima en su Soledad volvió a cerrar la Semana Santa y, en los meses siguientes, se redactaron unos nuevos estatutos por José Bermejo que fueron aprobados al año siguiente.

La invasión francesa en 1810 trajo la destrucción de la capilla de la Hermandad, tras 235 años siendo su sede, pudiéndose salvar únicamente algunos enseres de plata y alhajas.
Por aquel entonces el párroco de San Miguel, reconociendo la indebida requisa de plata realizada por su antecesor, otorgó la propiedad de la Capilla en esa iglesia a la Hermandad. Sin embargo, en 1868, debido a la Revolución de La Gloriosa, la Hermandad se trasladó a la iglesia de San Lorenzo, donde se realizaron importantes obras y se estrenó nuevo ajuar para la Virgen de la Soledad. Destaca la colocación de la solería y una de las rejas procedentes de San Miguel, así como la construcción de la sacristía y su sala superior. En lo que se refiere a la Cofradía en la calle se estrenó un paso de madera tallado y dorado en 1875 al que se le incorporó un dosel nueve años después, así como las piezas del ajuar de la Señora que aún conserva: manto (1867 – 1875) y saya (1885). Estos estrenos parece que fueron potenciados por el poeta José Lamarque de Nova ya que en esta época fue hermano mayor soleano (1874 – 1885). La siguiente década se caracterizó por la dirección de José Luis Guerra y Guzmán que mantuvo económicamente a la Cofradía y que situó en la Junta de Gobierno a miembros de su familia. Es de destacar la dirección espiritual que ejercía por entonces Marcelo Spínola, como párroco de San Lorenzo, que tras ser elevado a Arzobispo de Sevilla fue nombrado hermano mayor honorario en 1897.
79 Escudo faldon
A lo largo de principios del XX, la Hermandad experimentó cambios significativos bajo diversos líderes, como Antonio Petit García, quien modernizó la Hermandad y consolidó su identidad como Cofradía de Barrio, acometiendo una importante labor por engrandecer los cultos anuales y enriquecer el patrimonio de la Hermandad, centrándose en el paso de la Santísima Virgen.

Durante la Segunda República, la Hermandad suspendió temporalmente sus procesiones, y tras la Guerra Civil, se reformaron sus reglas en 1946. Éstas serían sus quintas reglas penitenciales y que sustituyeron a las que habían regido a la Institución desde la rehabilitación. La principal novedad normativa fue que la figura del hermano mayor recaería en un seglar, y no como en esos momentos ocurría ya que Juan Barquero, como párroco de San Lorenzo, presidía la Hermandad desde 1912, ocupando ahora el cargo el soleano más veterano del momento, Pedro Izquierdo Dumoulín.

En las décadas siguientes, bajo la dirección de figuras como José de Rueda Carrión, la Hermandad continuó su renovación con proyectos destacados, como la creación de un nuevo paso procesional en 1951, diseñado por Santiago Martínez Martín y ejecutado por el tallista y dorador Francisco Ruiz Rodríguez “el Maestro Curro”, al tiempo que se había producido un cambio en la Mesa de Gobierno, que estaba presidida por José Faguás Dieste, aunque destaca en esa Junta la entrada como teniente de hermano mayor de José de Rueda Carrión cuya fulgurante figura se colocaría ya entonces junto a la de Antonio Petit García en el liderazgo soleano. Éste fue homenajeado por todos los cofrades de Sevilla en 1953, siendo por fin elegido hermano mayor al año siguiente, a la vez que se comenzaban a gestar los actos del IV Centenario, emprendiéndose misiones de gran envergadura como fue la profunda restauración de la Capilla y altar de la Virgen de la Soledad, el inicio de la renovación de los enseres procesionales en plata de ley, la organización de una exposición de carteles comerciales y otra de soldaditos de plomo, y sobre todo la culminación en mayo de 1957 con un Triduo extraordinario y la salida de N.ª S.ª de la Soledad, en su paso, por las calles del Barrio de San Lorenzo acompañada por música procesional. Entonces ya se había producido un cambio litúrgico en la Iglesia Universal que tuvo por consecuencia que se creara un nuevo día en la Semana Santa, el Sábado Santo, por lo que la Cofradía de la Soledad pasó en 1956 a cerrar ese día y la Semana Santa como lo había hecho al menos desde 1568.
Si tenemos que resaltar un hecho de su época final fue sin lugar a dudas el acontecido en 1977, cuando tras diez años de proceso se fusionó con la Hermandad del Santísimo de San Lorenzo con la aprobación de nuevas reglas, consolidando su carácter actual como Corporación Sacramental y Penitencial.
En 1961 se produjo el cambio generacional siendo elegido hermano mayor José de Rueda Carrión, que dos años después creó su más significativa aportación: el Sobre de la Caridad. Con su liderazgo la Hermandad continuó con la renovación de insignias y enseres procesionales, destacando de los diecisiete años que dirigió a la Soledad la concesión de la primera medalla de oro de la Hermandad a Joaquín Romero Murube (1961), la salida extraordinaria por las Misiones (1965), el nombramiento de Antonio Petit García como hermano hayor honorario (1966), la adquisición de la Casa Hermandad (1970), la edición del boletín informativo Soledad (1972) y la creación de la cuadrilla de hermanos costaleros (1975). Por toda su larga dedicación y entrega a la Hermandad se le impuso ese año la segunda medalla de oro de la Hermandad de la Soledad.

Si tenemos que resaltar un hecho de su época final fue sin lugar a dudas el acontecido en 1977, cuando tras diez años de proceso se fusionó con la Hermandad del Santísimo de San Lorenzo con la aprobación de nuevas reglas, consolidando su carácter actual como Corporación Sacramental y Penitencial. La antigua Hermandad Sacramental de San Lorenzo había sido fundada tras la llegada a Sevilla de doña Teresa Enríquez en 1511 y se constituyó jurídicamente con reglas aprobadas en 1558. A su vez ésta Cofradía Sacramental había recibido en 1819 a la de las Ánimas Benditas del Purgatorio (con fundación anterior a 1588 y reglas de 1640), en 1844 a la de Santa María de Roca-Amador (que existía al menos en 1558 y conserva reglas de 1691), ambas de la citada parroquia, y en 1842 a la Hermandad Sacramental de la extinguida y desaparecida iglesia de San Juan de Acre al extinguirse esta jurisdicción e integrarse en la parroquia de San Lorenzo.

Bajo el liderazgo de Ramón Pineda Carmona desde 1978, la Hermandad continuó fortaleciendo su presencia y realizando eventos significativos. De la época actual, se pueden señalar hechos notables como la restauración de la Imagen de la Virgen (1985), la salida para el Vía Crucis de las hermandades de Sevilla (1988), la creación de la Convivencia de las hermandades de la Soledad (1988), la renovación de las reglas (1988), el traslado de la Casa Hermandad a la calle Martínez Montañés (1993), la estancia provisional en San Antonio de Padua (1997 – 1998), la incorporación a la Cofradía de las hermanas nazarenas (2000), la concesión de la tercera medalla de oro a Ramón Pineda Carmona (2001), la salida extraordinaria al cementerio (2003), la aprobación de los actuales estatutos (2006), la celebración del 450 Aniversario (2007) y la concesión de la cuarta medalla de oro a la Real Maestranza de Caballería (2010)”.


En todo este tiempo, en estos cuatro siglos y medio de existencia, la Imagen de la Virgen de la Soledad es lo único que verdaderamente ha permanecido, siendo su Figura la que ha unido a tantos y tantos soleanos de todas las épocas que han dirigido sus miradas y sus plegarias a Ella. Esta Imagen de la Virgen sola es, con toda probabilidad, la efigie mariana dolorosa más antigua que procesiona en Sevilla (seguramente anterior a 1568), muy próxima al origen de las antiguas cofradías que se normalizan tras Trento.
Inscribirme a la lista
1
Inscribirse a la de Difusión
¡Apúntate a nuestra lista de difusión!
Indícanos tu nombre y apellidos.