El pasado domingo 22 de septiembre se cumplió exactamente 300 años del entierro en la parroquia de San Lorenzo de Francisco Pérez de Pineda, un pintor singular, discípulo de Murillo, que tiene a día de hoy poca obra conocida, pero que gozó de prestigio entre sus colegas, y vivió una larga e interesante vida, coincidente con la Sevilla barroca. 

Se bautizó en la parroquia de San Vicente el 23 de agosto de 1641 pero casi toda su vida vivió en una casa con mirador a la torre de San Lorenzo, que estaba situada en la esquina de las actuales calles Alcoy y Santa Clara.

Fue hermano de las antiguas cofradías del barrio. Ingresó como hermano de la Hermandad Sacramental de San Lorenzo el Jueves Santo de 1683, en la cual fue secretario en 1690 y diputado en diversas ocasiones. También perteneció a la Hermandad de las Ánimas Benditas de la que fue su secretario en 1686 y que la llegó a dirigir como alcalde en 1697.

La gran obra de Francisco Pérez de Pineda fue la pintura mural de la capilla de su Hermandad Sacramental de San Lorenzo en 1707. El interesante programa iconográfico de la capilla que él diseño se basa en la prefiguración de María en las mujeres fuertes del Antiguo Testamento. La obra, que se demoró una década, fue terminada en 1718 por el entonces joven pintor Domingo Martínez, notable hermano de la Hermandad de Nuestra Señora de Roca-Amador.

Valga admirar los techos y muros de la capilla de la Hermandad Sacramental de San Lorenzo para recordar a Francisco Pérez de Pineda en el III Centenario de su muerte.