Cuerpo de Acólitos

El cuerpo de acólitos que precede el paso de la Virgen de la Soledad, según se recoge en el Reglamento interno de la Hermanad, formará junto a la Cruz parroquial,  seis ciriales, dos incensarios, una naveta y un carboncilla. Las piezas que fueron ejecutadas en plata de ley por Manuel Seco Velasco en 1957, que también labró el medallón que lleva el pertiguero en el pecho así como su pértiga, aunque esta pasó al nazareno portador del libro de reglas, utilizándose en la actualidad una procedente de la Sacramental del siglo XVIII. Los ciriales miden 211 centímetros y los incensarios 25 centímetros por 12 centímetros.

Las dalmáticas y albas que visten los acólitos han sufrido varias renovaciones, y tenemos noticias de que se estrenaron en 1927 realizadas en brocatel negro por Juan Bautista Gimeno, que fueron sustituidas en 1957 por las que se ejecutaron en el taller de Hijos de Eduardo Rodríguez, que permanecieron hasta 1988 cuando Miguel Domínguez realizó las actuales. Estas son doce mayores y dos menores para el niño que lleva la naveta y el que le auxilia con la carboncilla. Este mismo sastre realizó un año después otro juego de diez dalmáticas de damasco blanco y rojo, como así dos ropones rojos en el mismo tejido, que es utilizado en el culto al Santísimo Sacramento.

Igualmente sirven a la Cofradía dos parejas de servidores que procesionan en la Cruz de guía y junto al paso. Los trajes que visten están basados en el de gala de los maestrantes sevillanos, con iguales galones y botonaduras. Fueron confeccionadas en 1985 por el maestro sastre soleano Fernando Rodríguez Ávila.

Cruz alzada de la primera mitad del siglo XVIII en madera dorada de gran mérito. La cruz descansa en un templete coronado por cúpula abierta, con cuatro vanos de medio punto flanqueados por columnas. En 1973 fue arreglada y vuelta a dorar por D. Antonio Díaz, colocándose en su cuerpo central una imagen de San Lorenzo y cuatro pequeños evangelistas tallados por D. Manuel Domínguez, que fueron restauradas en su pintura por N.H.D. Manuel Caballero Pérez. Durante el ejercicio 2019/2020 se restauraron tres evangelistas y se realizó uno nuevo.

Sobre esta insignia fechable originalmente en el siglo XVIII intervino Antonio Díaz Fernández dorándola completamente, incorporando el escultor Manuel Domínguez Rodríguez la imagen de San Lorenzo y cuatro evangelistas en el cuerpo central.
El cuerpo de acólitos que precede el paso de la Virgen de la Soledad porta seis ciriales, dos incensarios y una naveta, piezas que fueron ejecutadas en plata de ley por Manuel Seco Velasco en 1957, que también labró el medallón que lleva el pertiguero en el pecho así como su pértiga, aunque esta pasó al nazareno portador del libro de reglas, utilizándose en la actualidad una procedente de la Sacramental del siglo XVIII. Los ciriales miden 211 centímetros y los incensarios 25 por 12. Las antiguas piezas fueron ejecutadas por Francisco Bautista Lozano en metal plateado en 1943, entregándose una pareja de ciriales a la Real Maestranza para el culto de su capilla de la Virgen del Rosario, queriendo reconocer de alguna manera las donaciones que realizaron a la Hermandad de la Soledad con motivo del IV centenario.

Las dalmáticas y albas que visten los acólitos han sufrido varias renovaciones, y tenemos noticias de las que se estrenaron en 1927 realizadas en brocatel negro por Juan Bautista Gimeno, que fueron sustituidas en 1957 por las que se ejecutaron en el taller de Hijos de Eduardo Rodríguez, que permanecieron hasta 1988 cuando Miguel Domínguez realizó las actuales. Estas son doce mayores y dos menores para el niño que lleva la naveta y el que le auxilia con la carboncilla. Este mismo sastre realizó un año después otro juego de diez dalmáticas de damasco blanco y rojo, como así dos ropones rojos en el mismo tejido, que es utilizado en el culto al Santísimo Sacramento.

Igualmente sirven a la Cofradía dos parejas de servidores que procesionan en la Cruz de guía y junto al paso. Los trajes que visten están basados en el de gala de los maestrantes sevillanos, con iguales galones y botonaduras. Fueron confeccionadas en 1985 por el maestro sastre soleano Fernando Rodríguez Avila.

Las antiguas piezas fueron ejecutadas por Francisco Bautista Lozano en metal plateado en 1943, entregándose una pareja de ciriales a la Real Maestranza para el culto de su capilla de la Virgen del Rosario.
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