Las Reglas de la Hermandad son entendidas en un doble sentido: por un lado, para que sirvan de marco y norma de actuación de la Corporación, conservando los principios que la inspiraron; por otro, las Reglas son el pensamiento y espiritualidad de la Hermandad y sus miembros.

Las actuales reglas de nuestra corporación son las aprobadas en el Cabildo General Extraordinario celebrado el 8 de noviembre de 2012 y refrendadas por la Autoridad eclesiástica mediante Decreto del Delegado Episcopal Asuntos Jurídicos de las Hermandades y Cofradías de 5 de febrero de 2014. Constan de ocho capítulos y cinco anexos.

Con anterioridad a este texto, y a lo largo de sus más de 450 años de historia, han sido muchas las normas que han regido el gobierno de la Hermandad. Las primeras reglas, de las que hay referencia por fuentes externas, son las aprobadas en 1557, ocho años después de que se tenga la primera constancia documental de la existencia de la Cofradía de la Soledad.

Las segundas y terceras reglas fueron aprobadas a los inicios de las siguientes centurias, 1617 y 1707, respectivamente.

Tras la decadencia de la corporación por la invasión francesa y el estado de letargo durante la primera mitad del siglo XIX, se aprueban los cuartos estatutos en 1861, en los que interviene en su redacción D. José Bermejo y Carballo, figura excepcional para las cofradías de la época.

En el siglo XX se aprueban las que por orden cronológico son las quinta y sexta reglas, las primeras en 1946, donde se recupera que la figura del Hermano Mayor recaiga en un seglar y no en el Párroco de San Lorenzo, y las segundas aprobadas en 1977 con motivo de la fusión entre la Sacramental de San Lorenzo y la Cofradía de Nazarenos de la Soledad; estas reglas fueron posteriormente reformadas en 1988.

Con el nuevo milenio y siguiendo la costumbre se aprueban nuevos estatutos en 2006, que son las séptimas en orden cronológico, aunque su duración es breve, apenas 8 años.