Antonio Petit García

Barcelona, 1891.07.10 | Sevilla, 1970.11.22

Antonio Petit García nació en la ciudad de Barcelona el 10 de julio de 1891, de padre catalán y madre nacida en Alcalá del Río, motivo por el cual tendría también vinculación con la hermandad de la Vera Cruz de esa localidad de la Vega del Guadalquivir. Aún sin cumplir la cuarentena la familia se trasladó a Sevilla, en concreto a la calle Hombre de Piedra 3 (y luego al 19), no desviando ya su residencia del Barrio de San Lorenzo, pues en 1932 se trasladó al número 32 de dicha calle y en 1939 a la de Jesús del Gran Poder 67 (hoy 55), esquina con la calle Panecitos (actual Manuel Font de Anta). En su proyecto de Hermandad implicó a muchos vecinos del Barrio de San Lorenzo ampliando claramente la nómina, pero especialmente a los miembros de su familia y sus ramas (los Caro, los Gancedo…) que pronto ingresaron en la Soledad y trabajaron por Ella. De su matrimonio con Rosario Gómez Salazar nacieron dos hijos: Rosario y Antonio Petit Gómez.

Antonio Petit García desempeñó varias facetas profesionales, ninguna de las cuales le permitió hacer fortuna, por lo que es de resaltar como debió utilizar la imaginación, así como acercarse a personajes influyentes de su época para lograr la estabilidad primero y luego la posterior progresión de la Hermandad de la Soledad. Tenemos constancia que trabajó como representante de la firma Agua de Mondariz, que promocionó especialmente en la Exposición Iberoamericana de 1929. Pasando el tiempo, entró en el gobierno municipal, ejerciendo de concejal de Beneficencia, desatacando en el cuidado de los niños desatendidos residentes en el Hogar de San Fernando de la calle Don Fadrique, para los que consiguió notables mejoras, además de ser uno de los artífices del desvío por ese lugar de la ruta de la línea número 13 del tranvía que llevaba al cementerio. En los años Cincuenta fue secretario de la Junta del Corcho, una asociación gremial que integraba a los industriales y trabajadores corcheros.

Es necesario recaer en su importante intervención en la Federación de Cofradías de Sevilla, germen del actual Consejo General de Hermandades. El origen de esta asociación cofrade tuvo inicio en 1931 tras el establecimiento de la Segunda República, los cambios constitucionales, políticos y sociales, así como el enfrentamiento de ideologías que desembocaron en la suspensión de los desfiles procesionales, que en esta Hermandad de la Soledad correspondieron a los años 1932, 1933 y 1934. Esta Federación de Hermandades se trasformó tras la Guerra Civil en la Comisión de Cofradías, donde Antonio Petit García fue Secretario, y como tal actuó de presentador del pregonero de la Semana Santa de 1946.

Aunque Antonio Petit García entró en la Junta de Gobierno como prioste en 1909, su influencia se sintió los años posteriores cuando la Cofradía se hallaba con vida muy inestable y buscaba integrase de manera definitiva en el Barrio de San Lorenzo, cuestión que se logró principalmente por su actuación. Justamente en la víspera del día de la Virgen de los Reyes de 1918 tomó las riendas de la Hermandad de la Soledad con sólo veintiséis años, y en ese cabildo de elecciones, antes de aceptar su cargo como mayordomo soleano presentó un proyecto para la renovación del paso, su financiación y la solicitud para que el mandato de esa Mesa elegida durara tres años, en vez de uno como indicaban las reglas, para de esta manera poder sanear las cuentas de la Hermandad.

A partir de este momento Antonio Petit García ocupó la representación efectiva y real de la Soledad fuera de la misma, a cuantas reuniones era convocada, pues el párroco y hermano mayor Juan Barquero sólo presidía los cabildos y delegaba en él. Su personalidad arrolladora apuntó ya desde su juventud, y aún siendo la persona más respetada de la Cofradía de la Soledad durante décadas, en su vejez don Antonio continuaba dirigiendo el montaje de los altares de cultos, fundiendo la cera, limpiando el retablo o cogiendo una escoba.

La clave de la enorme figura de Antonio Petit García estuvo en su anteposición del concepto de «La Hermandad» por encima de todo, incluso cuando los tiempos no le fueron favorables y las penurias económicas de esta Cofradía llegaron a un punto crítico para su continuidad en las tres primeras décadas del pasado siglo. Su trabajo diario, su ingenio, y su relación con personajes importantes de la Sevilla de su época lograron llenar un tiempo en el cual, con la dignidad suficiente, la Soledad recuperó el sitio perdido entre las cofradías sevillanas, mientras llegaba el cambio generacional y la otra figura fundamental del siglo XX soleano: su vecino Pepe Rueda. Tras más de medio siglo en la Junta de Gobierno ejerciendo el liderazgo de esta Cofradía de la Soledad, y haber sido su hermano mayor entre 1954 y 1961 en aquella extraordinaria época del IV Centenario, fue nombrado hermano mayor con el carácter de honorario el 8 de abril de 1966, unos años antes de su muerte sucedida el 22 de noviembre de 1970. Al día siguiente su cuerpo estuvo por última vez en la Capilla a los pies de N.ª S.ª de la Soledad.

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