Tomás Ruiz Vela nació en México aunque su familia regresó muy poco después a Sevilla. Como vecino del Barrio de San Lorenzo en la calle Capuchinas ingresó en la Hermandad de la Soledad en 1950, y cuatro años después entró en la Junta como prioste, cargo en el que reflejaría sus innatas cualidades artísticas. Precisamente en estos años, este pintor autodidacta que dominó el óleo y la acuarela se especializó en la cartelería, obteniendo cinco primeros premios de las Fiestas Primaverales de Sevilla: en 1947 con «Acólito», en 1952 con «Contraluz», en 1953 con «Sacra Faz», en 1954 (año en que fue pregonero el soleano García-Posada) con «Santo Madero» y en 1955 con «Noches de abril» dedicado a la Feria, aunque sin embargo queremos resaltar las extraordinarias ilustraciones que pintó para el libro de firmas del homenaje a Antonio Petit García en 1953.

Se caracterizó por una desbordada simpatía así como por su carácter bohemio, hecho que le permitió aventurarse en nuevas empresas, como fue la de dejar su tierra marchando a París, donde se casó con una sevillana. Muy enfermo regresó a su Ciudad donde volvería a ver a su Virgen de la Soledad, antes de morir en 1976.

Vicente Rubio Martín nació en Zaragoza y fue la cabeza de una fundamental familia soleana. De don Vicente tenemos su primera noticia en la representación de la Hermandad de la Soledad que ostentó ante la Virgen del Pilar en su ciudad natal en 1940 junto a su cuñado Pepe Rueda y Joaquín Jordán. En su condición de hombre de leyes desempeñó el cargo censor soleano en 1950 y luego, en 1954, acompañó a don Antonio Petit como teniente de hermano mayor, en los esenciales momentos del IV Centenario. Tras volver a la fiscalía fue el secretario de la Junta de José de Rueda Carrión desde 1966 hasta 1978, interviniendo en la comisión y redacción de las reglas de esta Hermandad Sacramental de la Soledad.

Sus hijos también han participado en el gobierno de la Corporación, y en nuestra memoria queda la imborrable figura de Emilio, que desempeñó la mayordomía (1990-1996) en los decisivos momentos del traslado desde la calle Cantabria a Martínez Montañés. Su hermano Julio fue fiscal, como su padre, entre 1978 a 1982, y desde 1994 a 2010 ha desempeñado este oficio Carlos Rubio Rueda.

El puntal de esta familia soleana, don Vicente Rubio Martín, tras medio siglo de hermano de la Cofradía de la Soledad, falleció el 22 de noviembre de 1998.

Miguel García-Posada nació en 1909 y consta su ingreso en la nómina de la Hermandad de la Soledad cuando sólo contaba con once años y pronto entró en la Junta pues ya aparece como Diputado en 1927. Ejerciendo como tal, defendió en solitario la necesidad y obligación de salir en la primera Semana Santa de la II República, y más tarde se encontró en el grupo de soleanos protagonistas de la siguiente época, ocupando los cargos de prioste, secretario, mayordomo y por último consiliario. Abría la Cofradía como diputado de Cruz, cuyos dos faroles donó en 1943.

Es de destacar su virtud con el género literario por lo que recibió varios galardones, y tras Romero Murube fue el segundo hermano de la Soledad que pronunció el Pregón de la Semana Santa de Sevilla , en concreto el 28 de marzo de 1954 en el Teatro San Fernando, el cual finalizó con un recuerdo a su Virgen de la Soledad. Un par de años después publicó el libro «Facetas cofradieras» en el que desarrolló narrativamente su experiencia como diputado de Cruz soleano. Es preciso advertir que la redacción de la Protestación de Fe posiblemente sea de él. Falleció de forma prematura en 1959, en trágico accidente de tráfico.

Don Ramón de la Cruz ingresó en la Soledad en 1917 y cinco años después ya apareció como censor en la Junta de Gobierno, a la que perteneció de manera continuada durante casi cuatro décadas, siendo el teniente de hermano mayor de Pedro Izquierdo, pasando luego a ser consiliario de José Faguás, para volver a la fiscalía con Antonio Petit.

Vecino de la calle Conde Barajas también fue hermano de la Sacramental de San Lorenzo, de la que fue su mayordomo durante treinta años. Este soleano fue protagonista de una época ya que llegó a ser la mano derecha de Antonio Petit, y al ser una persona muy conocida y bien relacionada en Sevilla, encontró las influencias necesarias cuando fue preciso, además de ser el mantenedor de la precaria economía de la Cofradía en los momentos difíciles. Su participación quizás más notable fue en la época en que se ejecutó el paso, figurando en la comisión creada para ello y en la lista de principales donantes, estando presente en el primer gubiazo de esta obra de arte. Ramón de la Cruz Parrado falleció en 1963. 

Otro soleano que dignificó esta Hermandad de la Soledad fue José Domingo de la Portilla, que ingresó junto a Pedro Izquierdo el 25 de marzo de 1900, día en el que se celebró la Función Principal de Instituto. Ya en ese año apareció como diputado en la Junta de Gobierno, perteneciendo en otros momentos como censor y consiliario hasta 1946.

Tenía su residencia en la Alameda, en la calle Recreo, y su familia también se integró en la Soledad pues su cuñado Carlos Pérez de Guzmán y Pickman fue oficial de la Mesa durante una década, su mujer María fue nombrada Camarera en 1925, y el hijo de ambos, José Domingo de la Portilla y Pérez de Guzmán también perteneció a la Junta como diputado desde 1928 a 1943, un año antes de su prematura desaparición. Este hecho debió ser un duro golpe para su padre que se retiró precisamente entonces de la oficialía soleana. Don José Domingo de la Portilla murió en 1963.

Es destacable la figura de Pepe Carrasco, o don José Carrasco Redondo según lo nombraban por respeto los jóvenes soleanos, pues permaneció en la Junta de Gobierno durante veintinueve años, además de acudir a los numerosos actos externos de la Hermandad de la Soledad, como demuestran las referencias gráficas. Los que lo conocieron destacan de él su carácter de buena persona, cuestión que se adivina en su aspecto físico.

Este soleano, emparentado con los Méyer, ingresó en la Hermandad de la Soledad el 7 de julio de 1925 y ese mismo año fue elegido consiliario, cargo que desempeñó de manera continuada, siendo el último oficio que ostentó en la Junta, aunque también fue fiscal (a partir de 1937 hasta 1943) y mayordomo segundo (1946-1951). José Carrasco Redondo, vecino de la collación de San Pedro en la calle Doña María Coronel, tras haber disfrutado junto con sus hermanos el extraordinario IV Centenario, fue homenajeado por su dedicación a la Hermandad de la Soledad el 22 de abril de 1958, poco antes de su fallecimiento sucedido el día de la Purísima.

Francisco Ponce Redondo tuvo sus primeros contactos con la Hermandad de la Soledad con la llegada a San Lorenzo de N.ª S.ª de Todos los Santos. Hay que tener en cuenta que fue el protagonista de la salida precipitada de esta imagen de Omnium Sanctorum en julio de 1936, que tras gran peripecia acabó en casa de Paco Ponce, situada en la calle Demetrio de los Ríos 15, donde permaneció unos meses hasta que la hermandad de la calle Feria se instaló en un altar situado junto a la Capilla de la Soledad en San Lorenzo. Sin embargo no volvió a aparecer hasta 1954 cuando la Hermandad de la Soledad tuvo la necesidad de incorporar a un vestidor, por lo que tras ataviar a la Imagen para la salida del Viernes Santo de 1954 se integró de pleno, inscribiéndose de hermano el día de la Inmaculada de 1955.

A partir de entonces se sumó plenamente a esta Cofradía de la Soledad ejerciendo de prioste, aunque no lo fue oficialmente hasta 1966, puesto en el que permaneció hasta 1982 en que se le otorgó este cargo con el carácter de honorario. A él se le atribuye la promoción constante del enriquecimiento del patrimonio en los Sesenta y Setenta (candelería, toca, sayas y mantos de camarín, diadema de oro...), en la cual implicaba a los soleanos de su época. Sin embargo ha pasado a la Historia cofradiera como el artista que aplicó en las imágenes que vestía, el criterio de utilizar los colores litúrgicos en sayas y mantos.

En 1983, Paco Ponce con edad avanzada y enfermo dejó de vestir a la Virgen de la Soledad, falleciendo el 4 de agosto de 1987.

Rafael Riera se inscribió en la Hermandad de la Soledad el 1 de junio de 1954 ingresando ya al año siguiente en la Junta de Gobierno como diputado, ocupándose de la mayordomía en la primera Mesa de Pepe Rueda, pasando luego a ser diputado de cultos, cargo que se transformó con las reglas de fusión en el de promotor sacramental. Este oficio lo desempeñó en la primera etapa de Ramón Pineda, pasando en la segunda a ser fiscal. También hay que indicar que por fallecimiento de Antonio Petit Gómez asumió el cargo de teniente de hermano mayor entre 1981 y 1982.

Tras los ocho años reglamentarios de Ramón Pineda en el gobierno se produjo el relevo, siendo elegido Rafael Riera de Juan como hermano mayor el 31 de octubre de 1986. En estos años cabe resaltar la salida la extraordinaria de la Virgen de la Soledad por el Vía crucis de las hermandades y la modificación de las reglas en 1988, pero sobre todo la adquisición de la Casa-Hermandad de la calle Martínez Montañés 19. Fue reelegido en 1990 pero poco después enfermó, hasta el punto de no poder presidir los cabildos, y el dolor físico se agravó con el moral al perder su esposa poco antes de su desaparición, sucedida el 8 de marzo de 1994.